En Estados Unidos de América en el año 1972 había 300.000 presos, hoy en día hay más de 2.000.000. En el estado español el 1 de Enero de 1972 había 13.109 presos, en la actualidad hay más de 67.000 (sin contar los emigrantes encerrados en CIES, los menores que hay en los centros de reforma y los «internados» en los psiquiátricos). A escala mundial hay una clara tendencia a aumentar el número de presos y ciertos paralelismos en las políticas penitenciarias de los distintos estados.
En EEUU las prisiones son un gran negocio, en primer lugar, porque centenares de miles de presos están trabajando para empresas privadas cobrando infrasalarios y haciendo de mano de obra barata. En segundo lugar, porque desde que gobernó Reagan, el estado ha privatizado la construcción, mantenimiento y hasta la gestión de prisiones, es decir, el estado paga a empresas privadas para que se encarguen de los penales. Una de las más rentables y mayores empresas yankis es CCA (Corporación Correccional de América), que se encarga del control y la gestión de prisiones. Hay que destacar, que CCA y Kentucky Fried Chicken pertenecen al mismo grupo financiero.
En el estado español muchas empresas están ganando gran cantidad de dinero haciendo negocio con los «centros penitenciarios». De momento, ya se han privatizado completamente las prisiones para menores de 18 años, hipócritamente llamadas «Centros de Menores». Respecto a las prisiones «de adultos», la construcción y el mantenimiento es realizado por empresas privadas, pero del control directo se encargan funcionarios de prisiones y guardias civiles. Además, numerosas empresas se están aprovechando de las circunstancias de los cautivos para explotarlos laboralmente a cambio de una miseria.
Entre el 2006 y el 2012 Instituciones Penitenciarias tiene prevista la construcción de 46 nuevas infraestructuras penitenciarias, en las que el estado español gastará más de 3.000 millones de euros; entre estas encontramos 11 nuevas macroprisiones y 18 prisiones destinadas a tercer grado («prisioneros a tiempo parcial») llamadas CIS (Centros de Integración Social). De las nuevas macroprisiones destacamos una que nos queda bien cerca, en Albocasser, Castellón.
Desde Instituciones Penitenciarias se justifican afirmando que la situación actual es de masificación, ya que la ocupación de «plazas» en las prisiones es de más del 150%. Lo que no dicen es que la previsión es que si el número de presos continúa aumentando al mismo ritmo, en el 2012 habrá 80.000 presos, con lo que la situación de masificación seguirá siendo una realidad.
Estos 3.000 millones de euros irán a parar directamente a los bolsillos de los grandes grupos empresariales, que por cierto, tienen vínculos evidentes con políticos e incluso con jueces. La construcción de módulos para la prisión catalana de Quatre Camins la ha hecho la FCC, empresa de las Koplowitz y de Marcelino Oreja (ex-eurodiputado del PP). El grupo Villegas, que es el que ha hecho las polémicas obras en casa de Joan Ignasi Pla (PSOE), también ha hecho las reformas del Psiquiátrico Penitenciario de Alicante.
El grupo empresarial que más prisiones está construyendo es FERROVIAL, empresa dirigida por un familiar del expresidente Calvo Sotelo. El grupo ACS, de Florentino Pérez, también construye prisiones. Otro gigante de la construcción de prisiones es el grupo COMSA. También encontramos muchas otras constructoras menos conocidas que también se benefician de este negocio.
También participan en la edificación de prisiones empresas dedicadas a la fontanería, la electricidad y la instalación de sistemas de vigilancia. La empresa que está instalando los sistemas de seguridad en Albocasser, llamada ISOLUX, por este contrato cobrará más de seis millones de euros. Al mismo tiempo ISOLUX está participando en la construcción de prisiones en otros paises, por ejemplo, Venezuela.
Una vez están construidas las equipan con muebles, cocinas, colchones, etc. Por ejemplo, Pikolín gana millones de euros por la venta de colchones ignífugos. El estado también contrata empresas de autobuses, recogida de residuos y toda clase de servicios. La comida en Picassent la lleva una empresa, vinculada al Opus Dei, que se llama «Gastronomía Mediterránea SL» que cobra 4,01 euros por interno-día, gran negocio ya que en Picassent hay alrededor de 3.000 presos.
Además, el estado paga a 16.000 funcionarios de prisiones y a otros 2.000 carceleros con contratos temporales. En Cataluña es la Generalitat quien paga, ya que es la única comunidad autónoma que gestiona sus prisiones. Los carceleros, tanto en Cataluña como en el resto del territorio del estado español, dan palizas y torturan con impunidad y de una manera cotidiana, de hecho es un trabajo de fascistas. Por si fuera poco, carceleros controlan el tráfico de drogas en las prisiones y muchos de ellos se lucran así.
Las prisiones garantizan la economía y el orden capitalista, la represión es el fundamento de este sistema. La manipulación mediática quiere presentar a los presos como asesinos y violadores, pero esto no es cierto, de hecho, no llegan a 2.000 los asesinos (entre una población de 67.000 presos) y violadores hay muy pocos, la gran mayoría de presos lo son por delitos contra la propiedad privada o por venta de drogas.
Otra razón que hace a las prisiones rentables para los empresarios es que un gran número de presos trabajan en los talleres de las prisiones cobrando sueldos de miseria, en muchos casos no llegan a los 150 euros al mes por 40 horas semanales de faena. El Organismo Autónomo de Trabajo y Prestaciones Penitenciarias (OATPP) es el encargado de facilitar presos trabajadores a más de 100 empresas y a asociaciones de empresarios como la CAEB de las Islas Baleares o las cámaras provinciales de comercio.
OATPP informa que tiene a 11.350 presos trabajando, a estas cifras hemos de añadir los que explota el CIRE de la Generalitat Catalana y los menores de los centros de reforma que también están trabajando; con esto tendremos más o menos un total de unos 15.000 cautivos trabajando.
Algunas de las empresas privadas que explotan a los presos son Cooperativa Mondragón, Citröen, Codorniu y El Corte Inglés. En Picassent encontramos a «Industrias Ochoa», en Castellón a Onix, que hace fabricar a los presos mosaicos para piscinas, en Fontcalent y en Villena está Gaviota Imbac que les hace producir persianas. Otra empresa valenciana que explota presos es Boxtar SL.
Todo esto del trabajo de los cautivos recuerda al esclavismo, de hecho, un esclavo es un trabajador que no es libre... En la historia el trabajo de los presos se ha utilizado por los regímenes opresivos, como el Egipto de los faraones, la América española, la Alemania nazi, el régimen de Franco, etc. Roma tembló por la rebelión de Espartaco y los esclavos.
En los reformatorios (Centros de Menores), los mayores de 16 años sufren especialmente la precariedad y la explotación, ya que se les hace contratos de aprendizaje y les pagan muy poco. Los trabajos más usuales que hacen son tallar mármol en canteras, trabajar en la construcción y empaquetar productos agrícolas. Los educadores-carceleros transportan a los adolescentes a los lugares de trabajo y después los recogen para llevarlos de regreso a la prisión.
Donde se toma como modelo, de una manera más clara, la actual política penitenciaria anglosajona de privatizar las prisiones, es en los Centros de Menores. Aproximadamente unos 2.750 menores están en régimen de internamiento, cada uno de ellos tiene un coste de 200 euros al día; dinero que cada Comunidad Autónoma paga a «fundaciones» (eufemismo de empresa privada) para gestionar y controlar estos centros. Además, hay muchos jóvenes en libertad vigilada y «semilibertad».
El Centro de «Reeducación» de Burjassot es gestionado por la fundación Diagrama, que tiene un contrato de 4 millones de euros con la un contrato anual con la Generalitat por valor de 1 millón y medio de euros por la gestión del Centro de Menores de Elche, donde en el mes de Mayo de 2007 la muerte de un chico evidenció numerosos casos de torturas y maltratos. Existen muchas otras fundaciones y empresas que gestionan reformatorios, como, por ejemplo, Dianova, Ginso, Crisol, etc..
Los Centros de Menores son vigilados por empresas de seguridad, los guardias de estas tienen como tarea principal reducir físicamente a los internos. Algunas de estas empresas que hacen dinero del uso de la violencia en las prisiones de menores son Securitas, Grupo Norte y Grupo Eulen. La «Levantina de Seguridad» vinculada a la ultraderecha estaba contratada en Madrid en el Centro de Menores «El Pinar».
Otro sector que mueve millones es el de la industria de los fármacos, ya que gran parte de los menores son obligados a tomar psicofármacos que actúan como camisas de fuerza química, lo que generalmente les deja secuelas de por vida. Los psicofármacos utilizados son comprados principalmente a Novartis (que también produce transgénicos), a Lilly SA y a Janssen-Cilag del grupo Johnson&Johnson. Por otro lado, muchos presos adultos tiene Hepatitis y Sida, lo que supone un gran consumo de medicamentos.
El hecho de que el capitalismo haga negocio con el sufrimiento es una constante del sistema. Se calcula que 100.000 personas mueren diariamente en el mundo como causa de la desnutrición. Muchas de estas muertes se producen en paises fértiles donde las tierras son propiedad de las multinacionales. Son las leyes y las prisiones las encargadas de mantener la opresión, de parar a la gente, de crear fronteras y jerarquías. Si no queremos ser cómplices de este sistema genocida y criminal debemos tumbar los muros de las prisiones y de la represión o al menos intentarlo.
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